jueves, 23 de abril de 2009

¿REFLEJOS CONDICIONADOS?

( Por Taty Cascada )

Es curioso como el pensamiento actúa análogamente a los tropismos en los vegetales, ya sea como fototropismo y la reacción de las plantas hacia la luz, o como geotropismo y su respuesta a la gravedad.

Si los tropismos vegetales ejecutan ese mecanismo físico en el medio natural, en nuestro ser predominan los llamados reflejos, ya sean del tipo vegetativo, como el conocido "reflejo patelar", que provoca la extensión de la pierna frente a un estimulo del tendón. Pero también están los llamados " reflejos condicionados", que son experiencias aprendidas, respuestas pre diseñadas, en las cuales,- valga la redundancia-, una respuesta sigue automáticamente a un estimulo.Asociaciones que efectúa nuestro cerebro, para adaptarnos en el medio donde nos desarrollamos. Si queremos sobrevivir como seres humanos, debemos tener recuerdos que nos alerten de peligros o situaciones que nos permita continuar.



¿Se pueden calificar dentro de éste rango de respuestas condicionadas, aquellas palabras hirientes, despectivas y abrasivas con nuestro sensible corazón?....Es posible, muy posible...Porque basta un improperio, mencionado con rabia y desazón, para que en nuestro interior se derrumbe y caiga a las cavernas profundas del averno humano. Todas esas palabras guardadas en ese infierno personal, se cuelgan cual estalactitas fijas,que se conforman como columnas de piedras que obsecadas y obstinadamente permanecen fijas en ese mini infierno que se guarda en la memoria.

Siempre he pensado, que la violencia psicológica es más dañina y perversa que la violencia física. En ésta última el motivo cicatriza, la herida se cura, el dolor se pasa. Pero, en la violencia psicológica, cada palabra, frase o desdén ofensivo, se queda y siempre la recordamos.

Físicamente hablando, es más difícil lograr sentir y expresar con palabras, el recuerdo de una caída , de un golpe, de un dolor en el cuerpo, y lograr traspasar con emoción, el recuerdo al hecho real, con la misma intensidad, la misma sensación que se vivió en su momento aflictivo. En cambio, al contrario, diametralmente opuesto, la violencia psicológica, el dolor mental , una pérdida, un desengaño, palabras hirientes y frases mulilantes que laceraron nuestra formación como seres pensantes, provoca tal aflicción y desencanto emocional, que se mantiene por siempre unida esa palabra a un estímulo de pena y dolor. Por eso es fácil, recaer en las agrías y amargas aguas de los recuerdos que dejaron huellas imborrables en el tiempo. La tristeza, el dolor, la depresión que nos causaron esas palabras humillantes o frases hirientes, se mantienen por siempre en nuestra memoria.

¡Que fácil es dañar a las personas sensibles!, una palabra tiene el poder de cien golpes , y de cientos de caídas físicas. Las palabras adquieren fortalezas, y funciones ilimitadas en nuestro interior.

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