¿A qué sabrán tus besos amor mío?,
a dulce zumo de uvas bermejas,
pan de trigo maduro y fecundo,
grosellas frescas, dulces de estío,
rosas que sutilmente deshojas,
o a miel de ulmo desfogado.
A qué sabrán tus labios amor mío?,
a mares azules, mares verdes,
néctar de los Dioses griegos,
dulces gotas del matinal rocío,
rojizo mórbido sol de las tardes,
o a ráfagas que destilan fuegos.
Descendería y bebería de tu boca,
el fruto de todos los sabores,
placer que no he bebido,
y que sin embargo me provoca.
Zumo y polen de todas las flores,
hálito macerado, néctar prohibido.
¿Cómo bosquejearé tus labios, amor mío?,
guedeja de luna y agua destemplada,
valle de cerezos enternecidos,
ráfagas de luz, fulgurante misterio.
O tal vez, dibujaré la puerta dorada,
que abrirá la tortura de mis sentidos.
5 comentarios:
Tatiana, tan bello como el anterior escrito que comenté...Muy lindo...
Saludos
Karla P.
14 de julio de 2009 5:52
Agradecida Karla, muy amable de tu parte escribirme algo.
¿ De lindo ?, nada..jaja...pero si tiene, emocionalidad y sentimiento.
Saludos para ti
Taty
El sabor del beso cambia con el tiempo
mientras madura se hace más elevado y profundo,
y aunque muera disipándose
siempre quedará la huella
de los labios amados...
Hermosa poesía!
Un abrazo
Gabriel:
El sabor de un beso,-como bien dices-,cambia con el tiempo. Madura como el mejor y más dulzón de los vinos, ese sabor adquiere la magia de lo necesario y sublime para vivir.
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