lunes, 15 de junio de 2009

TERESA WILMS MONTT, LA ICONOCLASTA POETA OLVIDADA



( Por Taty Cascada)

"Me siento mal físicamente.Nunca he tributado a mi cuerpo el honor de tomar su vida en serio, por consiguiente no he de lamentar el que ella me abandone.Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había.Sufrí y ese el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido".

María Teresa de las Mercedes Wilms Montt, nació un día 8 de Septiembre de 1893 en la bella ciudad de Viña del Mar(Chile).  Su vida fue sentenciada desde su nacimiento por el astro zodiacal virgo, y regentada por el planeta mercurio. Ambos elementos la dotaron de condiciones mentales sobresalientes, aguda inteligencia, y un marcado análisis, que la deslizaron en forma natural, por el camino de una ferviente y pasional pluma.

Como toda mujer de clase social alta, su vida estaba diseñada para consagrarse en exclusividad al matrimonio, y a disfrutar de una vida de relajadas tertulias sociales. No se debe olvidar que las mujeres en aquella época -nacimiento del siglo XX-, sólamente circundaban el ámbito privado del hogar, y que muy pocas se aventuraban a estudiar. La mujer que tenía el atrevimiento, o la loca osadía de escribir, era considerada casi como una vulgar ramera. Las contadas intelectuales, -que por suerte siempre las hubo-, se ocultaban tras un seudónimo para sobrevivir a la hipocresía reinante de la sociedad.

Pero Teresa, -por fortuna nuestra-, nació diferente. Desde pequeña demostró ser poseedora de un carácter rupturista, indomable y temperamental. Con tan solo 17 años de edad y contra la voluntad familiar, se casó con Gustavo Balmaceda. Amor nacido, bajo los mágicos influjos operáticos, que ambos disfrutaban con delicado y fino deleite. Con éste cambio en su vida, Teresa ya comenzaba a demostrar su manifiesto desprecio por las reglas y etiquetas convencionales, establecidas en la sociedad que le tocó vivir.

La feliz pareja se trasladó a Santiago, donde muy pronto Teresa será atrapada por la intensa vida cultural de la capital. Su notoria y admirable belleza, su elegancia de porte y gracia, su hábil inteligencia y llamativo talento, no pasarán desapercibidos. Comienza entonces a sufrir los ahogos y angustias de un matrimonio tormentoso y desdichado, fragmentado por los intensos y posesivos celos de su esposo. El nacimiento de su primera hija, Elisa, colocará un poquito de paz en su corazón. Luego por razones laborales de su esposo, se trasladaron a Iquique. Reside en aquella ciudad entre los años 1912 y 1915, lugar donde se relacionó con avidez y satisfacción con:  feministas, sindicalistas, reformistas de todo tipo. Conoció del pensamiento masón y adscribió de su contenido. Con todos éstos conocimientos, verdades y realidades se consumó su pensamiento libre pensador...Como corolario de aquellos días, nace su segunda hija, Sylvia Luz.

Nuevamente de regreso en Santiago de Chile, su esposo descubrío unas cartas comprometedoras que su primo, el bohemio Vicente Balmaceda  le escribía a Teresa.

Enfurecido y lastimado en su amor propio. Gustavo Balmaceda decide encerrar a su esposa en el convento de la Preciosa Sangre, apartándola del amor de sus queridas hijas. En aquel solitario y devastador suplicio, escribe su " Diario Íntimo ".
Enloquecida de dolor, intenta suicidarse. Meses más tarde del año 1916, con la desinteresada ayuda del poeta Vicente Huidobro, escapa del convento,y emprende rumbo a Buenos Aires. Sín dificultad y con premura, ingresa al círculo de la bohemia bonaerense, y con tal solo 24 años de edad publica su libro "Inquietudes Sentimentales". Más tarde "Los Tres Cantos", ambos con elogiosos comentarios de la críticos en Argentina.

Pero, ese curioso sino que persigue a algunas contadas y atribuladas almas, la acorralaba y no le permitía encontrar reposo. En aquellos días un joven enamorado, prendado y atormentado por los encantos de Teresa, y viendo que ella no le correspondía en sus sentimientos, decide suicidarse. Éste desdichado infortunio, la empuja a dejar Buenos Aires y emigrar a Nueva York. A su llegada, fue acusada de espía alemana, y emprende rumbo a España.

Fueron los cafés y el Ateneo de Madrid, conocedores de su exquisito estilo estético. Inició una gran y estrecha amistad con los escritores Gómez de Serna, Gómez Carrillo. Se relacionó con Azorín, Pío Baroja, además de ser musa del gran escritor Ramón Valle Inclán. En Madrid publica, "En la Quietud del Marmol" y " Anuarí". Toma el seudónimo de Teresa de la Cruz.

Posteriormente regresa a Buenos Aires, publica "Cuentos para los hombres que son todavía niños". Nuevamente regresa a España "porque mi destino es errar".

En 1920 se traslada a Paris. Teresa se había enterado que su suegro tenía un cargo diplomático en dicha ciudad, y que viajaría con sus nietas, sus añoradas hijas. Después de cinco tortuosos años, pudo abrazar a sus pequeñas. Logró verlas algunos días más; pero su felicidad fue corta, las niñas regresaron a Chile. Teresa víctima y prisionera de su dolor, se encierra en su habitación. Casi no dormía, fumaba en forma desquiciada, tomaba medicamentos para dormir. Cerca de la Navidad, Teresa toma una gran cantidad de somníferos, que la mantienen en una terrible agonía. Fallece en un triste Hospital de Paris, un día 24 de Diciembre de 1921, con tan solo 24 años de edad.

A modo de reflexión personal,  pienso que si Teresa hubiese nacido hombre,  habría sido reconocida como uno de los poetas más rupturistas de la Literatura chilena. Pero nació mujer, más encima, iconoclasta, rebelde, pensante, voluntariosa, y que tuvo la maravillosa valentía de ser ella. A veces las personas nacen en tiempos contrapuestos, ese fue el error de Teresa.

Para las nuevas generaciones, se abrirá un ventanal para adentrarse de su conocimiento. Y ese paso viene de la mano de Tatiana Gaviola, cineasta que la llevará a la pantalla grande, allí se recrearán sus azarosos últimos años...De seguro estaré en primera fila.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante reflexión querida amiga.Tal vez, esa frase tuya " ellas no estaban hechas para el matrimonio", resume y condensa todas las historias de mujeres artistas, que tenemos a lo largo de la historia de la humanidad. Moverse como pez en el agua, dentro de círculos liberales, ajenos a esquemas clásicos, ateos de reglas e imposiciones, las inclinaba en forma natural a ser ellas mismas rupturistas, y amputadoras de cánones sociales reinantes. La abscisión de sabores y gustos establecidos y conocidos, las guiaba intuitivamente, en busca de goces terrenos, y sensualidades extremas. ¡Vaya sino!, el intentar atisbar o adentrarse más allá de lo que está permitido por la sociedad. Si la base de la creación es la libertad,-como prerrogativa fundamental-,no es posible entonces, encadenar ni cortar las alas del pensamiento, ni a su debida acción. Tarde o temprano, ese germen fructifica, y crece con fuertes raices, que lo hacen convertirse en un árbol fuerte, y vigoroso.
Saludos desde Stgo. de Chile

Tatiana

Anónimo dijo...

No tenía idea que habías escrito una biografía una bonita de mi máxima ídola.

Yo leo sobre ella desde el año 2000, un gran saludo y difundiré este escrito.
Besitos,(Sara )