CARIÑO...

The Beatiful Roman Girl - Amedeo Modigliani

( Por: Taty Cascada )

Cariño...invisible la calcinada espalda yace en la pared

espera por ti, cada alienante noche, cada primitivo amanecer.

Mi espera es la de los hambrientos, descalzos, sedientos,

la de los confundidos, perdidos, obstinados, despeñados.

Debes saber, que el soliloquio matinal es tiempo deshabitado

que amo el dialogo de tus labios en mis ansiosas carnes.

Cariño, conduces en tus venas la sangre que me condena

a tu cuerpo, a tus perspicaces párpados, a tu frente de océanos.

Mi grito es selvático, cuando te precipitas en mis pechos

la niebla se repliega en soles y se desploma en silente rocío.

En tu agreste ausencia, mi columna pierde sus vértebras

existo, vivo, soy, camino, si tu paso me conduce a tu huella.

Cariño, preciso a diario  tu trozo de pan,  tu copa de vino,

mi mesa  siempre estará dispuesta, para tu sustento y sabor.

Sucumbo, naufrago,me ahogo, demencio, me quemo, oxido,

si a mis dias les niegas tus besos, tus caricias, tus palabras.

Atrofia la tortura de ésta demente espera, sentencia las arterias

desnúdame, disgrégame, sedúceme, ¡qué es tu tributo... mi vida!.

Madre e Hijo - Pablo Picasso

( Por: Taty Cascada )


Un saludo especial a todas las madres del mundo, en especial la mía, mi santa viejita.



MADRE


Impetuosa agua fresca de las vertientes sureñas,
acurrucada en la hierba...Turbado el aliento
saludabas la lluvia con tus labios y huesos.
Hilos de oro miel en tu cabeza pequeña,
manos gráciles, blancas, ajenas al tormento,
ojos verdes esmeraldas, perspicaces, tersos.

Tuviste madre, la belleza nativa, clandestina,
de lo natural y fresco, de lo virgen y puro.
Eras libre con tus pies desnudos, sin ataduras,
devorando de los pinares su aroma  a resina,
sembrando trigales, mordiendo el yuyo maduro,
desmoronando como el viento, puertas y cerraduras.

Jugaste con la tierra rojiza que te vio nacer,
en una casa pequeña, fragmentada de ilusiones.
Creciste con el pezón de mi abuela y su fogón,
mientras tus cabellos no dejaban de resplandecer.
Huyendo impávida de tus primeras emociones,
grabando en el viento el latido de tu corazón.

Ahora madre mía, tu mirada luce cansina, ajada,
los surcos de tu rostro son tan definidos,
las huellas del tiempo han sido implacables.
Aún así...guardas en cada pupila amada,
de las flores, su color... del río,  sus sonidos,
la agonía de la tierra, el lenguaje de los robles.

Mansa agua fresca, de las vertientes seductoras,
tus ojos recobran por instantes su brillo y verdor.
Tus manos surcadas por laberintos confusos, al sentir
sueñan, con la brisa de la juventud que añoras.
Madre mía, no puedes recobrar tu perdido vigor,
pero hoy es noche de luna, noche de sueños por cumplir.