martes, 3 de febrero de 2009

RECUERDOS NÍTIDOS DE MONTE GRANDE....QUERIDA GABRIELA

(Por Taty Cascada)

¿Cúantas veces,he recorrido por entero el Valle de Elqui?...Quizás en cuatro o cinco oportunidades....Y, cada vez que lo hago, la emoción que me embarga es idéntica,análoga a la sentida por primera vez.

¿Cuántas veces?, he recorrido sus calles de casitas perdidas en el tiempo.Intentando descifrar con mi ojo de pintor,sus colores deslavados y desteñidos.Cúantas veces, mis pupilas se han maravillado y aturdido de placer por sus tierras generosas y dadivosas de frutas;bordeadas por una hilera inerminable de parronales dormidos al sol;que resguardan sus deliciosos racimos bajo el amparo maternal de verdes hojas adosadas a sus firmes troncos. Los talles de las uvas, se mantienen doblados como sierpes , adheridas a los maderos que las mantienen en perfecta armonía visual.

Para ingresar al valle, es necesario entrar por la hermosa y colonial ciudad de La Serena, cuyas calles lucen enceradas y brillantes por sus habitantes, que orgullosos la cuidan y decoran con exquisito gusto.Gran cantidad de balcones estilo español, con macetas floridas en sus ventanas reciben al inquieto y hambriento visitante;con un dejo de agradable paz y sosiego.Tópicos muy propios de toda ciudad rural, alejada de la ruidosa y nerviosa capital....De allí, es fácil encontrar el único camino que se adentra y, se interna por el tan anhelado valle.

Después de, aproximadamente quince a veinte minutos, de viaje a velocidad normal en auto; comienzan a verse los cerros que la conforman y transforman en un cajón cerrado por los costados y, abierto por por la mitad,para que se deslice vigoroso el río Elqui. Río mágico, que con su sonido ronco, profundo, grave, se antepone con furia frente a los cañaverales y piedras que en vano intentan desviarlo de su curso..

El ruido es armonioso...Pauteado según mi opinión, por algún músico que habita oculto en sus aguas y, elabora notas prodigiosas de música con sus sones....A veces el sonido es similar a una suave y dulce flauta, otros se asemeja a un violín anestesiado y ,otras, se despliega enfadado, irritado como un gigantesco bombo, que retumba de rabia porque los cañaverales y cactaceas, han crecido demasiado en su ruta.

Nunca puedo evitar la tentación, de visitar todas las Industrias de papayas que abundan en su camino.....Nunca puedo evitar la tentación de degustar, de devorar papayas confitadas; beber jugo de papayas, comprar mermeladas, conservas etc....Y sobretodo aspirar ese dulzón aroma que se desprende de los cientos de papayos que se demuestran orgullosos y, erguidos de cara al sol...Ese olor, refrescante, meloso, tiene el poder de abstraerme de la realidad, de arrebatarme todos los sentidos...No tan sólo son mis sentidos visuales, olfativos los seducidos; sino que también mis inquietas papilas y, mi ardiente paladar que enloquece de alegría con su ductil sabor.

Después de traspasar varios pueblitos, de cruzar el Embalse Puclaro,sin antes, no dejar de cruzar de lado a lado su imponente construcción , de aferrarme a sus pilares con fuerza, para que el implacable viento no me empuje y, me envíe de súbito a su increible caida de agua;de millones de litros de agua.

Se continúa el viaje por el único camino; pero, hay un desvío que siempre me gusta realizar y, es visitar el Observatorio Mamalluca, desde cuya estructura ovalada, es posible mirar los otros miradores instalados en tan claros y despejados cielos. Una belleza si se concurre en la noche, porque el espectáculo del universo, se puede aquilatar en toda su grandiosa magnitud. Luego, se llega a Vicuña, lugar donde nació la gran Gabriela, después Rivadavia, Paiguano, para por fin arribar a Monte Grande.

Monte Grande, pese a su nombre, no tiene nada de grande,- aunque si usamos las metáforas-, podremos decir que es grande, por los bellos huesos que reposan en sus tierras.....

Es un villorrio pequeñito, con una calle larga de extension lineal,una Iglesia y una plaza...La aldea es circundada por cientos de parronales, con dulces y relajantes uvas, que se distribuyen en todos los cerros del sector y, que se venden a las decenas de pisqueras que se nutren de sus frutos.

El lugar más importante, la casa donde Gabriela dictó clases y vivío...Y por supuesto el cementerio donde reposa su cansado cuerpo, y en cuya lápida figuran sus amados "Sonetos de la Muerte"....Todo converge a esa pequeña casa, todo el pueblo gira en torno a ella.

A la antigua casona, la rodean añosos árboles que la protegen del sol.....Se bajan algunos escaños de cemento y, lo primero que se divisa es un antiguo correo, es una habitación pequeña, contigua a la casa-escuela de la Mistral.

La entrada de la vivienda es amable, se siente frescor por sus altos techos,murallas blancas y, piso de madera en perfecta conservación...A un costado de la sala,-en la entrada para ser más exacta-, un amplio ventanal protege un mueble con fotos, documentos de puño y letra de Gabriela, cartas y documentos de valor patrimonial.

Los pupitres son de madera,mesa y silla en perfecta unión; todo limpio,delicadamente cuidado.Al frente, una mesa que la usaba como escritorio,una silla, un pizarrón, un mapa y un ábaco....Cierro los ojos y, puedo sentir la risa sonora de los niños en clases, puedo escuchar la voz de Gabriela, solicitándoles silencio para continuar los estudios....Nada se puede tocar, todo debe aislarse de las manos impuras de los visitantes...Pero, un iluminado descuido del guía, me permitío por unos segundos, acariciar aquella mesa donde ella trabajaba. Mesa prodigiosa y gloriosa,que conserva en su madera, el recuerdo de unas manos que la oprimían con un lápiz, para que de esa forma emergiera la belleza que nos regaló y, que aún hoy nos emociona....... Porque la belleza tiene en su interior plasmada; la palabra eternidad.

Detrás de la sala-escuela,está su habitación, amplia pieza donde lucen reverberantes los bronces de las camas de Gabriela, de su madre y de su hermana....La habitación es sencilla, simple, con los muebles justos y necesarios para guardar su vestuario,un brasero y, utensilios de uso personal..................Sencillez monacal...Sencillez y desprendimiento total de accesorios irrelevantes...Pobreza y grandeza...Austeridad y supremacía espiritual.

Afuera de la habitación,una campana de metal, que anunciaba a sus "piececitos azulosos de frío", que ya era hora del necesario recreo..

El patio de la casa, es de mediana extensión,con una gran palmera,árboles diversos y flores que la ornamentan por doquier. Al fondo, los cerros multicolores de Monte Grande que tornan su apariencia según los movimientos del sol...Cerros cargados de minerales en su tesitura terrosa; verde-celestes de cobre, azulinos de lapislázuli, amarillos-oro de pirita, blanquecinos-rosados de cuarzo, anaranjados y rojizos de minerales que desconozco...

Siempre que camino por éste patio,siento la dulce caricia de la brisa que despeina mis cabellos, que en vano intento colocar en su sitio...Siempre respiro los olores que se desprenden de las flores y, siempre intento traspasar la frontera de la realidad, para perderme en otra dimensión y, de esa forma, imaginar sus pasos, calmados, precisos, cautos y medidos....Siempre toco con mis manos, cualquier elemento que me pueda conducir con la imaginación a otra época...a su época....Y,simpre mi mirada termina en los cerros. De esa forma convergen todos los actores que participaron en sus poemas....Allí,están los niños, las doradas vicuñas, las estrellas, el sol, la luna, el cielo despejado y nítido, el aire puro, el río Elqui,la tierra generosa, los parronales, Dios...

Estas últimas noches, me has visitado querida Gabriela, quizás porque "Tala" siempre me acompaña en el velador de mi cama.... En mis sueños, he sido tu alumna y he aprendido de tus sabias manos....No pude menos que recordarte, en éstas ingenuas y simples palabras...

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