martes, 28 de abril de 2009

AUGUSTE RODIN Y CAMILLE CLAUDEL

(Camille Claudel, 1884)

(Taty Cascada)

Me encanta la escultura, me fascina. Es una rama artística absorbente, dinámica e innovadora-como toda arista que se defina como Arte-, que tiene el poder de adentrarnos en las profundidades del pensamiento humano, y sus intrincados laberintos para plasmarlos.

Dentro de los grandes escultores, que admiro por su grandeza estética, por su puesto el más grande Miguel Ángel , pero Auguste Rodin , lo admiro por su incesante búsqueda psicológica de ser humano. Basaba su técnica trabajando el mármol y el bronce, en una sincronía perfecta , con los estados internos del individuo. Solía distorsionar con detalles muy sutiles la anatomía humana, para demostrar plásticamente la dicotomía del hombre, sus curiosos cambios entre el pensamiento, y la acción.

A lo largo de la historia del Arte, la pasión, el amor, la inteligencia y la genialidad se han acercado peligrosamente.


(El Vals)

No puedo dejar de recordar, la intensa y tormentosa relación que mantuvieron Auguste Rodin y la joven y talentosa Camille Claudel motivo central de éstas reflexiones. Ésta bella joven, apasionada desde su más tierna infancia por la escultura, se había iniciado en el taller de Alfred Boucher, que recibía en su taller a mujeres artistas. Al cabo de algunos años Boucher - muy orgulloso de su aventajada alumna.- le confío a Rodin a su prominente discípula. Con sus diáfanos y adolescentes veinte años, Camille pasó a integrar el taller del gran maestro, iniciando muy pronto una turbulenta, complicada, y conflictiva relación. Con continuas etapas de términos, y crisis incluidas, ya que Rodin nunca tuvo la intención de abandonar a su esposa, ni a sus numerosas amantes.

Durante quince años, ambos se nutrieron, ambos se enriquecieron en sus respectivos trabajos. Rodin, durante ese tiempo, fue fructífero y grandioso.Pero, los celos, las rivalidades de genios, la total negativa del maestro de cambiar de forma de vida, hicieron que Camille rompiera definitivamente la relación.

La mujer, la artista, el alma creadora de la Claudel, quiso volar por si misma, pero la ignominiosa sociedad no le perdonó ser " la amante de ", y no pudo elevar sus alas al cielo. Su sensible alma de artista se quebró y se perdió en el infierno de la soledad más aguda, en la atroz miseria, y en los juegos chispeantes del alcohol.


(El Abandono)

Obsesionada con la idea de que Rodin, le robase sus ideas, destruyó varias de sus obras en un completo descontrol mental.

No era esa, acaso una respuesta relativamente " racional ", de una mujer eminentemente creadora, que se le había alejado -por los prejuicios sociales de la época-, de su universo particular. Por una moral inconsecuente que liberó a Rodin de la crítica, pero que sin embargo, a ella, no se le perdonó.Al contrario, no se le permitió desarrollarse como artista en forma integral. Se le dejó fluir en el anonimato, desafiando a la nada, luchando sola con sus propios fantasmas, luchando contra su propio genio creador.

Rodin, murió en 1917, y Camille pasó largos y atroces treinta años, encerrada en una residencia psiquiátrica, pese a los continuos ruegos, que ella le formulaba a su hermano- un conocido poeta-.

Pero, cuando la sociedad atrapa una víctima, no la suelta. Con la misma ferocidad de las fieras en la naturaleza, la destruyen de a poco.

En 1943, Camille deja éste mundo, abandonada y alejada de su familia, a pesar, de haber recuperado su sanidad mental.

3 comentarios:

macpik's Weblog dijo...

Taty:

Gracias por recodarnos a esta talentosa escultora, cuyo trágico e injusto final debió evitarse en tantos años de reclusión.

Saludos desde Barcelona.

Gina

Tatiana Aguilera dijo...

Muy cierto Gina, pero a veces la Sociedad suele ser cruel e inhumana, con las almas que logran traspasar la realidad, para instalarse en la belleza de la vida.

Adriana Galeano Mujer del Mar dijo...

Abandono es una obra de arte majestuosa, donde la mujer se funde en el hombre a tal grado de perder la razón. Vació, en su totalidad su ser en el cuerpo de otro ser, y perdió también su identidad. Amar no es perderse en el otro, es encontrarse con el otro para descubrir la inmensidad del océano en un mar de ideas.