sábado, 20 de junio de 2009

LA MONSTRUITO DEL CUARTO AÑO E...


( Por Taty Cascada)

Se sentaba en el primer banco de la sala de clases, al lado de la puerta principal. No sé, si le gustaba ser la portera oficial del 4 E, o era una manera de buscar la aceptación de las demás compañeras de curso; como la chica amable, dispuesta, solicita del curso. Quizás, en el fondo, era una muy pensada, e inteligente forma de hacer notoria, y necesaria, su opaca presencia.
Para el resto de mis amigas, pasaba desapercibida su estadía en clases. Si no fuese por el hecho mecánico y voluntario, de que ella siempre, abría la puerta cada vez que la golpeaban. Pero, en el recreo, era la mofa del Liceo."La monstruito o la araña peluda", habría pasado como una imagen molesta, disgustante, casi desagradable, si no hubiese cumplido fielmente su función. Siempre es atrayente la belleza en las personas, la fealdad repele como el más feroz de los anticuerpos, genera rechazo, alejamiento, burla, y casi un cierto resquemor.



Hablaba las palabras necesarias, ni una de más, ni una de menos. Su mirada era huidiza, sus ojos agudos, de corneas redondas y asustadizas . Sus pupilas agujereaban nuestras miradas, con un profundo tono oscuro. Pestañas cortas y tiesas, como las raíces de los árboles. Las cejas mal distribuidas, conformaban un extraño arco gótico, que flanqueaba los contornos de dos incipientes arrugas. Su rostro más bien ovalado , circundado por una guedeja oscura y rizada, era un desafío a entender los designios del Creador, o mejor, para aceptar que sus padres, no lograron en ella los cánones mínimos, de conformación de una cara agradable. Era sin lugar a dudas, nada de estética,- por evitar decir fea, que hiere más,la sensibilidad de algunas almas-. De porte regular, piel oscura, con tintes grisáceos. Su contextura era normal, ni demasiadas grasas, ni muchos huesos. Sus piernas eran más bien cortas, y tendían a entrelazarse cuando se sentaba, emitiendo un chillido agudo de articulaciones, como de engranajes mal aceitados. Pero no, no era ésta desequilibrarte conformación física, la que la hacía "extraña", sino su marcado hirsutismo en su cara, en su cuerpo. Característica, que la hacía rehuir mirar de frente, y evadirse en una marcada timidez. Tenía tantos vellos en su cara, que era inevitable quedarse pegada contando cuántos bigotes negros tenía. Ella se daba cuenta, y evitaba las conversaciones superfluas , las risas convencionales. En el fondo sabía, que era el motivo de bromas, y burlas desencajadas, de despiadada hilaridad.


Yo, era una de las contadas tres compañeras, que compartiamos con ella algunos recreos, no todos, no todos los días; pero tres o cuatro veces a la semana, estaba con ella. Me llamaba la atención aquel rostro, sacado de alguna película de ciencia ficción, o de algún libro de misterio. Tal vez, quizás, por la infantil vanidad, de que a su lado, nosotras de rostros normales, eramos a su lado, reinas de belleza. Eran inevitables, las adolescentes comparaciones.
Era increíble observar que en pleno verano, con más de treinta grados de calor, todas usábamos las calcetas de colegio abajo de la pantorrilla, por evadir la temperatura, y por lucir nuestras juveniles piernas. En cambio ella, las mantenía siempre en lo más alto, para ocultar los vellos que crecían en forma de enredadera oscura, persistente, y que atrapaban con voraz deleite, cada centímetro de piel.


Era inteligente, muy lúcida, sus conversaciones no eran intelectuales, ni tampoco graciosas, nunca le escuché contar un chiste, pero tenía una muy sutil agudeza para contar anécdotas, que siempre me parecieron fruto de su imaginación, más que de vivencias personales, Un ser tan feúcho como ella, dudo que la hayan besado siquiera una vez...En todo caso, nos hacía reír con secretos encuentros, con chicos de nuestra edad.
Cada vez que reía, sus ojos oscuros se alineaban en posición horizontal, su boca dejaba de ser una mueca de roca, para convertirse en una risa casi bella. Definitivamente, una sonrisa es dulce y atractiva, incluso hasta en un rostro tan poco agraciado y poco parecido.

Nunca más he sabido del "Monstruito del cuarto E". El tiempo, los años, y nuestros individuales destinos, me separaron de todo ese mundo de personas, afectos, sueños y desinteresados afectos.
Pero la memoria es persistente en algunos detalles, y las fisonomías tienen el don de quedarse adosadas al disco duro del cerebro, como si fuesen iconos eternos, de una pantalla virtual. Los recuerdos, en los seres humanos actúan y se mueven de una manera muy especial. Guardamos los hechos, acontecimientos, emociones, sensaciones, y ciertos detalles que nos han generado contradicciones, y desencuentros con nuestra forma de ver la vida. Mi propia visión, profundamente artística de la belleza que rodea la vida, tiene dejos de deslices oscuros, que toleran ese alejamiento de la perfección, y conservan con nitidez pasajes lejanos y tortuosos. Dentro de mi memoria, su semblante distorsionado todavía vive, y supongo vivirá, por muchos años más.

2 comentarios:

Konpasontzi dijo...

Btsss... amiga... los anticuerpos no repelen :-) (me perturbó esa frase, lo confieso)

Tatiana Aguilera dijo...

Si la palabra "anticuerpos" te perturbó, debes ser mi querida doctora Ana verdad?...Querida amiga, usé ese término como analogía de reacción ante un antígeno. Se que la función de los llamados anticuerpos, es combatir bacterias, virus y reaccionan contra determinados elementos, por eso la utilicé...
Cariños para ti

Taty