martes, 14 de julio de 2009

ELEMENTOS

(Por Taty Cascada)


Si soy de fuego, y el agua me refresca, acalla, sacia mi implacable sed, es porque mi cuerpo es tierra fecunda. Respira el aire de las hierbas primerizas, brisa fresca, brisa clandestina, que se mece en la ribera de los troncos ojerosos, labios de madera , largos brazos que se adhieren ansiosos, a los metales que con sus dedos lascivos no me lastiman. Si bebo vino fructuoso, cadencioso, adormilado en toneles de madera de roble, es porque la sed me aniquila y me muerde los impávidos huesos. Si es verano, y el deseo de aspirar el aire de los pinares, campos de rosas silvestres, y tréboles nacientes, es porque el muérdago abraza los árboles, y los hace suyos a instancias de mis ruegos. Si es primavera, y los frondosos sauces reparten sus ramas, en los tejados de mi vida, he de beber de las fuentes, de todos los manantiales, de las fuentes que manan estrellas, para sucumbir ante su brillo.

Si soy de fuego, y el agua me ha purificado, de las piedras que me han herido los pies, de las graníticas alevosías, de las rocas gazmoñosas de los pedregales luctuosos. Por lo menos, los guijarros, han sido clementes con mis yagas, y se han de prendido en mi cuerpo, para que recuerde por siempre, que "la felicidad no es eterna", que anida en nuestras almas, por contados minutos, escasos momentos, que nos alteran secuenciadamente el ingrato presente. Si mi cuerpo de fuego, en la tierra fue fecundado, por flores de estío y hierbas olorosas. El paso de las años, transmutó mi ser, ahogándose mi cuerpo, por el llanto quejumbroso de la lluvia, que inundó mis pupilas de lamentos oscuros. Por gracia prístina, la corriente intempestiva de la brisa, me libró de la sinrazón.

Si soy de fuego, y el agua me transmuta los devenires.Tiemblan mis carnes desnudas, al sol que me ciñe a su vientre de ardores. Corre y cae, el sudor de mi frente advenediza, por tanta condena de males sentenciados. Si mis mejillas,- pálidas mejillas-, cual sarmientos de uvas blanquecinas se conturban ante unos ojos que me analizan. Mis ojos son entonces ráfagas, destellos, y centelleos de luz y pasión. Trémulas mis manos, turbados los pensamientos, cosquillean mi cerebro de ideas, enloquecidas ideas, fatuas ideas, que me trastocan la razón.

Si soy de fuego, mi pecho palpita al rumor de las inquietos ríos. Serpentean los ribazos de mi atrofiado corazón, y se prenden aletargados a las ramas que aceptan con liviandad mi desnudez. Si soy de fuego, me atrapan las raíces de los celos, raicillas lacerantes, opresoras, letales, que me confunden y perturban, me alteran y me dañan la piel, de mis afiebradas carnes.
Si soy de fuego, y los metales se funden en mi vientre. Correría impetuosa, al encuentro de las flores de septiembre, de las nubes azulosas, de los peñascos de canteras nativas. Rodaría gustosa, por el musgo que besa con pasión a las rocas. Me transportaría dichosa, dulcemente erguida, en un beso alado, para surcar todas las fronteras, sortear valles, desiertos y praderas. Rodaría lujuriosa, confundida en los ropajes de un beso cálido, ígneo y abrasador, bajo la luz de la luna, a contraluz de toda cordura e innecesaria lucidez.

Si soy de fuego, y se despliega ante mis ojos: la belleza de los naranjos en flor, las rocas adheridas de algas plateadas, la arena sedienta de soles, el mar extendido y bruñido, las colinas de amarillos capullos, los sones de todas las aves, los frutos maduros de todos los árboles, lagos esmeraldas, trozos de hielos, árboles verdosos.....Entonces, abro mis manos......fuego, aire, madera, agua, tierra. Estoy y soy, dentro de ustedes, preparada y lista para sucumbir ante vuestro resplandor.

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